La semana passá mos escrivió Marija Polskova, una estudianta dela Nuversidá Ortodossa d’Umanidais de San Tikhon de Moscú. Marija andava en cata de palrantis d’estremeñu pa un trebaju dela carrera, assinque dendi El cantón l’agraecemus l’atención en pubricandu aquesta entrevista al editol del sitiu.
Ai qu’izil que mos almira de vél l’enterés que dispierta la muestra idioma n’angunas estitucionis nuversitarias del estrangeru, pos nel movimientu coltural ya acebímus apidimientus de prehessoris olandesis, estaunidensis i d’otrus paísis en cata d’enteracionis, sin cuental l’informi que presentó l’OSCEC al Conseju d’Uropa ai un par d’añus p’ajuntal l’estremeñu ena Carta Uropea delas Lenguas Regionalis o Menoritarias.
La calavoración con estuyus lengüísticus entrenacionalis es custión prencipal pa esparramal la conocencia l’estremeñu, i p’atrojal referencias oficialis nel estrangeru que mos ayúin a ganal renombrança i creera alantri delos muestrus paisanus en general i delos setoris profissionalis en particulal.
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¿Cómo te llamas?
Mi nombre es Juan Francisco Reina Raposo.
¿Cuántos años tienes?
Tengo 31 años.
¿Cuál es tu lengua materna?
Me crié escuchando un código lingüístico que se movía entre el castellano extremeñizado y el extremeño castellanizado, dado que nací en la zona más urbanizada de Extremadura (en la ciudad de Badajoz). Además del castellanon estándar, crecí escuchando una variante lingüística mixta al estilo del surzhyk ucraniano o el trasianka bielorruso*. Aprendí a escribir y a hablar en estremeñu puro en mi adolescencia, de manera autodidacta.
*Apontación: surzhyk i trasianka sonin los nombris qu’acibin la mesturança de russu i ucrañanu —habrá n’Ucraña— i de russu i bielurrussu —bichá en Bielurrussia—, comu resultancia dela mayorança del russu porcima dámbalas dos lenguas. N’Estremaúra aconteci lo mesmu entri’l castellanu i l’estremeñu.
¿En qué áreas de la vida usas tu lengua materna, hay áreas donde no puedes usarla?
Uso el estremeñu escrito y hablado constantemente, pero no puedo emplearlo tanto como me gustaría. Puedo usarlo con algunas decenas de amigos y conocidos que saben hablar la lengua, pero no con la mayoría de las personas. La gente de mi edad no suele expresarse en estremeñu a no ser que estén especialmente sensibilizados con respecto al idioma, aunque yo siempre uso expresiones y palabras extremeñas incluso cuando hablo en castellano (esto sí es habitual en el habla de la mayoría de los extremeños, en menor o mayor grado).
¿El Estado apoya tu lengua materna?
No. No existe política lingüística con respecto al estremeñu. Las competencias legales sobre cultura y lengua en España pertenecen a las comunidades autónomas (regiones), y ni la Junta ni la Asamblea de Extremadura se han interesado por nuestra lengua tradicional, a pesar de existir desde hace años cierta reivindicación cultural e identitaria. Recientemente, el Consejo de Europa reclamó al gobierno autonómico medidas para la protección del estremeñu, sin que se haya concretado ninguna iniciativa al respecto.
¿Qué medidas puede adoptar el Estado para apoyar tu lengua materna?
Desde el Órganu de Siguimientu i Cordinación del Estremeñu i la su Coltura (OSCEC), perseguimos la declaración del estremeñu como Bien de Interés Cultural, para dotarlo de reconocimiento oficial y facilitar su presencia en la educación, los medios de comunicación autonómicos (donde existe una presencia limitada), las obras literarias y teatrales, el cine, la señalización pública, etc.
¿Crees que las medidas para apoyar la lengua materna por parte del Estado son suficientes?
No son suficientes, aunque sí existe cierto apoyo desde algunos ayuntamientos de localidades pequeñas que emplean la lengua en la señalización, las fiestas locales y otros contextos.
¿Crees que tu lengua materna está siendo discriminada?
No me gusta recurrir al victimismo para reivindicar mi lengua y soy consciente de que los acontecimientos históricos que han conducido a su minorización no son responsabilidad de nadie en particular, pero sí desearía que existiera algo más de voluntad política para evitar que desaparezca una parte tan importante de nuestro patrimonio cultural como es la lengua extremeña. Desde OSCEC trabajamos para ello.
¿Dónde y cómo?
En todos los aspectos de la vida el estremeñu es una lengua no ya secundaria, sino que a menudo ni siquiera se considera su existencia. El castellano o español tiene la hegemonía absoluta y ha desplazado al estremeñu en casi todos los ámbitos, salvo en las conversaciones informales de algunos paisanos y ciertas iniciativas culturales minoritarias. Ahora bien, es responsabilidad de sus hablantes y de los extremeños en general que esta situación empiece a cambiar.
¿Qué cambiarías en el enfoque del Estado hacia tu lengua materna? ¿Qué medidas de apoyo a tu lengua materna sugerirías?
Como he dicho anteriormente, la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) sería un paso muy importante en su protección. Esta es una figura jurídica de protección del patrimonio, tanto material como inmaterial. Otras variedades lingüísticas como la fala de Xálima ya cuentan con dicha protección, que facilita su presencia en la vida pública de los pueblos donde se habla, aunque se halla aún muy lejos de una oficialidad completa y pareja a la del castellano. Sería muy necesaria también una ley de uso del estremeñu, tal y como existe en Asturias con el asturianu.
¿Puedes nombrar tus obras de arte favoritas (libros, películas, programas de televisión, obras de teatro, etc.) en tu idioma nativo?
No existe una gran producción cinematográfica en estremeñu, pero sí cierta literatura. Me gustan los poemas de Pablo Gonzálvez, especialmente los de su libro Nuebah Ohah Ehtremeñah (escrito en una ortografía personal). También soy aficionado a la obra de Diego Sánchez de Badajoz, un párroco y dramaturgo talaverano que en el siglo XVI usaba el estremeñu para dar voz a los personajes del pueblo llano en contraposición al castellano del clero y la nobleza.
Tus pensamientos sobre el problema planteado.
En esta respuesta transmitiré exclusivamente mis impresiones personales. Más allá del gusto personal por el idioma de mis antepasados, la defensa de la cultura extremeña en general y de la lengua extremeña en particular tiene para mí un sentido ligado a la realidad histórica que en este momento vivimos.
España atraviesa hoy, a mi juicio, un momento comparable al de Rusia en tiempos de la caída de la Unión Soviética. Inevitablemente —no haré consideraciones morales aquí— los imperios duran una media de cinco siglos y medio —unos 550 años— antes de experimentar una importante pérdida territorial. La misma fragmentación que padeció la URSS como heredera del Imperio ruso -con la independencia de los territorios bálticos, eslavos y asiáticos- ocurrirá probablemente en España en la presente década o la posterior.
La independencia de Cataluña y del País Vasco es un hecho previsible, dado que estas comunidades tienen ambas un nacionalismo desarrollado y ya funcionan en la práctica como pequeños estados dentro del Reino de España. Nuestra pertenencia a una Unión Europea gobernada por Alemania es una señal de caducidad de los antiguos imperios coloniales, es decir, de Reino Unido, Francia, Portugal, Bélgica, Países Bajos y España. Durante este siglo y el siguiente, los estados mencionados sufrirán una progresiva fragmentación, especialmente aquellos que estén compuestos de varias comunidades lingüísticas y culturales. Todo ello mientras Alemania se consolida como líder de un nuevo imperio europeo.
Debido a esta situación de agotamiento del proyecto nacional, los territorios españoles que hasta ahora no habían sostenido notables reivindicaciones identitarias comienzan a experimentarlas. A pesar de que no existe aún un nacionalismo extremeño desarrollado —aunque sí bastantes extremeños con conciencia nacional—, sí comienzan a verse ya movimientos comparables a los que existían en Cataluña y el País Vasco en el siglo XIX.
Inevitablemente, y conforme España vaya fragmentándose desde su área nororiental, el sentimiento de orfandad nacional provocará a mi entender la resurrección de las identidades y lenguas medievales en todas las comunidades autónomas. Es algo que también vemos en Reino Unido y Francia, incluso en Hispanoamérica en relación con los pueblos indígenas. Por ello, pienso que el estremeñu es el símbolo de una identidad que renace en el ocaso del Imperio español, y que adquiere poco a poco importancia como refugio identitario debido también al desarraigo provocado por una globalización que también se encuentra en su fase final.
Retrataúra prencipal: santu dela Nuversidá Ortodossa d’Umanidais de San Tikhon.